Maurice Ravel, compositor francés (Ciboure 1875-París 1937), cultivó muchos géneros musicales destacando sobre todo en la música instrumental.
De su obra podemos destacar Habanera (para dos pianos, 1895), Pavana para una infanta difunta (1899), Mi madre la oca (para piano a 4 manos, 1908) y dos conciertos para piano y orquesta (1931), el segundo de los cuales es, exclusivamente, para la mano izquierda. En música sinfónica hay que destacar Rapsodia española (1907) y sobre todo su famosísimo y bellísimo Bolero (1928), una obra de 15 minutos y 24 segundos en la que el ritmo de un tambor acompaña toda la obra con su propio estribillo de poco más de 5 segundos de duración, que se repite más de 175 veces sin ninguna variación excepto justo al final. La pieza comienza con el tambor pianissimo al que se le van uniendo instrumentos que van interpretando el famoso estribillo de Bolero (de unos 47 segundos de duración). Poco a poco, la música va ganando intensidad, repitiendo el estribillo, hasta que, al final una coda muy solemne, que incluye el sonido de platillos, pone el punto final a la obra. La obra puede parecer un poco monótona, pero en realidad no lo es, pues en cada estribillo, el cambio de instrumentos e intensidad contribuyen a una inmensa emotividad y el tambor imprime un ritmo que, junto con el conjunto de la obra, alcanza extraordinaria belleza.
El Bolero fue encargado por Ida Rubinstein y fue estrenado como ballet en la ópera de París, en 1928, por los ballets de Rubinstein con coreografía de Bronislava Nijinska. La acción de Bolero se desarrolla en un mesón español, donde una gitana baila, sola, sobre una mesa. Conforme la música va pasando de piano a forte el público del mesón se va contagiando por el ritmo y por la música y acaba sumándose al baile.
Sin más aqui dejo esta bellisima pieza.
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