Francisco Gabilondo Soler:
Tenía una consideración especial hacia todos los seres vivos. Creía, por ejemplo, que no había que eliminar insectos sin averiguar primero su función, el por qué estaban ahí. Rehuía la monotonía. Solía aventurarse en el mar (muchas de sus composiciones hacen referencia al paisaje náutico).
El Grillito Cantor:
Después de seis años de transmisiones radiales, Cri-Crí decide viajar. Cruza el estrecho de Magallanes, y conoce Tierra del Fuego; luego desembarca en Buenos Aires en donde toma los ritmos de sus canciones "Ché araña" y "Tango medroso". Además de recorrer varios países más de Sudamérica.
El astrónomo:
Ingresa a la Sociedad Astronómica de México como miembro activo el 31 de Octubre de 1951. Deseando mejores cielos para sus práticas de astronomía, hace construir un observatorio en el pueblo de Tultepec (al norte de la Ciudad de México) para que los aficionados de la SAM hicieran prácticas observacionales. Posteriormente cede esas instalaciones a la SAM.
En sus pláticas recordaba
"Me gustaba leer los libros de Salgari, de Verne ..., quería ser como [un] pirata de Salgari; a esos piratas los ví muy buenos, muy generosos y hasta bondadosos ... y así quería ser, un pirata ... pero un pirata debía conocer los mares ..., y la geografía, para recorrer el mundo ... Debía estudiar las estrellas, pues ¿Cómo orientarse en el mar sin conocer las constelaciones? Había que estudiar cosmografía y también aritmética y geometría, pues las cosas se hacen a base de suficiente preparación. Quise ser de todo, astrónomo, geógrafo, ingeniero ..."
Su oportunidad de ser navegante se presenta en 1941. Como marinero en un transporte mercante, hizo la travesía desde el puerto de Acapulco por el Pacífico hacia la Antártida para regresar por el Atlántico y el Caribe hasta el puerto de Veracruz. Para conocer a fondo la navegación estudia esa materia y en 1945 recibe de Weem System of Navigation, de Annapolis, Maryland, el diploma por haber completado el curso de Navegación Celeste.
En los 50's se dedica de lleno a la astronomía, y la mediados de los 70's, para eludir el ambiente citadino, decide retirarse al pueblo de Tocuila, cerca de Texcoco, en donde hizo contruir una casa con cierta semejanza a la que tuvo en su infancia. A pesar de los efectos de la edad y las limitaciones visuales sigue dedicado a la astronomía con un telescopio y binoculares, con cálculos matemáticos y, excepto en sus último días, la lectura.
Muere, por una falla cardiaca, el 14 de Diciembre de 1990 a los 83 años y 69 días (él, apasionado por los números, hubiera contado 30,384 días julianos).
Referencias:
- Revista Proceso de Octubre de 1996.
- Alberto González Solís, Francisco Gabilondo Soler, benefactor de la astronomía mexicana, 1907-1990, Revista El Universo, Abril-Junio de 1991, Sociedad Astronómica de México.