Quiero brindar en este instante por tu ausencia.
Por las palabras no dichas, pos los besos no reclamados.
Por este amor infame que ha sido mi martirio;
por este desear tanto y tanto y no encontrar alivio.
Mi vela errante por el mundo vaga
sin ruta establecida ni destino cierto
y mi sol, que tanto alumbró, poco a poco se apaga
y mi alma se quebranta y mi piel se eriza
al reconocer a la única compañera de mis días
y mis noches por venir, por lo demás vieja conocida,:
... la soledad.
Algo me pasa, mi cerebro se confunde;
ya no miro, ni oigo, ni rio; solo pienso y escribo.
La locura viene a mi ¡bienvenida sea!
La sífilis progresando en mi cerebro;
la lepra carcomiendome las entrañas
¿Me estarán embrujando?
¿Pero quién? ¡Si a nadie le importo un carajo!
Es mi cansado cuerpo que ya pide tierra.
Que está cansado de sufrir y pensar:
Pensar en sufrir y sufrir por pensar.
Circulo maldito que no se rompe ni con dinamita.
Circulo vicioso que sigue dando pie a las margaritas.
Yo ya no creo en nadie, ni en mí misma.
La fe se me ha acabado...
rondando por callejones estrechos y empedrados,
no sé como ni cuando...
la fe se me ha extraviado.
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