Sea por causa del accionar humano, por un ciclo natural o la combinación de ambos factores, cuando se habla del cambio climático y sus efectos, se piensa en el aumento del nivel del mar, las sequías o el derretimiento de los glaciares.
Pero en un mismo nivel de importancia se encuentra el asunto de cómo el aumento en las temperaturas y la fluctuación en los niveles de precipitación fluvial afectan la distribución de peligrosos patógenos que causan enfermedades.
Esto último fue lo que advirtieron los expertos de la Sociedad para la Conservación de la Fauna Salvaje (Wildlife Conservation Society).
Esto último fue lo que advirtieron los expertos de la Sociedad para la Conservación de la Fauna Salvaje (Wildlife Conservation Society).
En el congreso de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) sobre biodiversidad que se realizó este mes, esta organización presentó un informe titulado "La docena mortal: las enfermedades de la fauna salvaje a la hora del cambio climático", el cual detalla una lista de enfermedades infecciosas que podrían explotar tras un cambio de temperaturas o un aumento de los niveles de precipitaciones.
La lista:
• Gripe aviar: Las tormentas y las épocas de sequías ya no siguen los ritmos establecidos. Esta alteración influye en los movimientos migratorios de las aves y, por tanto, en la expansión de la gripe aviar, una enfermedad que desde 2003 mantiene en alerta a los gobiernos de todo el mundo por la posibilidad de que su cepa más mortífera, la H5N1, mute y sea capaz de transmitirse entre humanos. Esta enfermedad se origina en aves salvajes y se propaga vía heces y secreciones de animales infectados.
• Babesiosis: es una enfermedad parasitaria similar a la malaria. Del este de África pasó a ser cada vez más común en Europa y América del Norte. Se trata de una patología transmitida por garrapatas y que afecta tanto a animales domésticos y salvajes como a las personas.
• Cólera: conocida como “enfermedad de los pobres” es un trastorno producido por la bacteria ’Vibrio cholerae’, que se transmite con mucha facilidad por el agua y alimentos contaminados. Afecta a los países en vías de desarrollo y se caracteriza por fuertes vómitos, calambres y diarrea y puede llegar a causar la muerte.
• Ébola: es una amenaza constante en el continente africano. El virus del Ébola se contagia por estar en contacto con los fluidos corporales de alguien infectado o con monos enfermos. Provoca fiebre hemorrágica altamente contagiosa, es mortal y, en la actualidad, no existe cura. El informe destaca que existen evidencias significativas de que los brotes de esta enfermedad están relacionados con las variaciones inesperadas de las épocas de lluvias. Como el cambio climático influye en estas alteraciones, es probable que los brotes sean más frecuentes y que se registren en nuevas localizaciones.
• Parásitos intestinales y externos: se propagan en ambientes terrestres y acuáticos. Los cambios en el nivel del mar y las temperaturas provocarían que muchos de ellos sobrevivan durante más tiempo y puedan infectar a un mayor número de individuos.
• Enfermedad de Lyme o Borreliosis: infección causada por una bacteria transmitida por la garrapata, se caracteriza por una erupción y es de muy difícil diagnóstico porque sus síntomas pueden confundirse con muchas otras enfermedades, como fibromalgia, esclerosis múltiple, lupus, etc. Esta patología puede ampliar sus fronteras debido al aumento de las temperaturas aptas para la vida de estos arácnidos.
• Peste bubónica o peste negra: causada por la bacteria Yersinia pestis, una de las enfermedades infecciosas más antiguas (mató a 200 millones de personas) que todavía puede causar muchas muertes en animales y humanos. Se propaga con los roedores y sus pulgas. Si el cambio climático afecta a las poblaciones de roedores y a su distribución geográfica, también afectará a la distribución de la peste.
• Marea roja: son algas nocivas que florecen en las costas de todo el mundo y que generan toxinas que son peligrosas para los animales marinos y para los humanos.
• Fiebre de Rift Valley (RVF en inglés): según la define la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de "una zoonosis vírica que afecta principalmente a los animales, pero también puede llegar al ser humano". Cuenta con una alta tasa de mortalidad y morbilidad. El virus que lo causa, que suele transmitirse por las picaduras de mosquito, continúa presente en África y Medio Oriente.
• Enfermedad del sueño o tripanosomiasis: causa por un parásito que afecta a personas y animales y propagada por la mosca tsé-tsé. La tripanosomiasis es endémica en algunas zonas de África y afecta a 36 países. "Los efectos directos o indirectos [...] del clima sobre la distribución de la mosca tsé-tsé -que suele encontrarse en la vegetación que rodea a los ríos y lagos, en los bosques y en la sabana- desempeñan un papel importante en la expansión de la enfermedad mortal", explican los autores del trabajo.
• Tuberculosis: ahora distribuida en todo el mundo, la forma animal puede contagiar al humano por el consumo de leche sin pasteurizar, y la forma humana puede afectar a animales. Cada año, afecta a 10 millones de personas. Los expertos temen que el cambio climático pueda favorecer el contacto entre el ganado y los animales salvajes y, así, aumentar la transmisión de la tuberculosis.
• Fiebre amarilla: afecta las regiones tropicales de África y partes de América central y del sur. Causada por un virus propagado por mosquitos, se extenderá a nuevas regiones con el incremento de temperaturas. El estudio de la infección de estos animales ha permitido dar con una vacuna que, hasta el momento, protege a los humanos que viajan a las zonas afectadas.
Un dato importante es que esta lista es "sólo una muestra" del total de enfermedades y fueron seleccionadas de acuerdo a su impacto potencial sobre la salud humana. La mayoría afectan tanto a animales como al ser humano.
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